Por Liliana Orantes
Rosario Robles demostró tener bien puestos los calzones. A pesar de las difíciles circunstancias que vivió por mano de este gobierno, optó por enfrentar la situación con firmeza, prefiriendo en su momento permanecer en prisión antes que someterse a presiones externas. Su postura ha sido un claro reflejo de su resistencia y compromiso con sus principios.
En contraste, la Reforma Judicial hizo brotar la mierda de donde menos imaginamos, de los Yunes, padre e hijo. La traición no fue para el partido solamente, fue para todos quienes creyeron en el voto panista como contrapeso que ejercieron durante 20 años en un partido que les concedió todo a cambio de mantenerse firmes ante el gobierno opresor. Pero a Yunes Linares y Yunes Márquez se les cayeron los calzones, se vendieron para arreglar sus asuntos personales. Quedando al descubierto el interés de tener el poder del PAN en Veracruz, pasándose el poder entre miembros de su familia. Pero, gracias Yunes Linares y gracias Yunes Márquez porque gracias a cambiar su voto por impunidad nos hemos librado de ustedes. Nunca más un voto por un Yunes.
Por eso es importante reconocer el coraje y la integridad que Rosario Robles mostró, así como reflexionar sobre las lecciones que esta situación nos deja sobre la lealtad y la resistencia en el ámbito político.