Bogotá, Colombia
Este viernes 30 de agosto, Javier Acosta, un jugador del club de fútbol Millonarios, falleció a la edad de 36 años en Bogotá tras someterse a un procedimiento de eutanasia
La historia de Javier Acosta es la de una persona que enfrentó múltiples adversidades de salud a lo largo de su vida. Hace casi una década, un accidente lo dejó postrado en una silla de ruedas, y lo que parecía ser el desafío más grande se tornó en una serie de complicaciones aún mayores.
Años después, Acosta contrajo una bacteria en una piscina que rápidamente deterioró su estado físico. La infección se convirtió en una presencia persistente en su cuerpo, afectando no solo sus huesos, sino también tejidos y su sangre.
“La bacteria es una levadura que se alimenta hasta de los mismos antibióticos”, explicaba Acosta en uno de los videos que grabó en sus últimos días. “Estoy con tres antibióticos. Me sacaron sangre, un estudio aquí, un estudio allá, y encontraron que la bacteria se desplazó más y más hasta llegar no solamente al hueso, sino a tejidos, y la tengo en la sangre».
La situación de Javier Acosta se complicó aún más cuando, hace pocas semanas, recibió un diagnóstico devastador: cáncer en la sangre. Este nuevo golpe fue el detonante que lo llevó a considerar la eutanasia como una opción viable y digna.
Después de consultar con médicos y especialistas, Acosta decidió ejercer su derecho a una muerte digna, una decisión respaldada por la legislación colombiana desde 1997 y reconocida como un derecho fundamental por la Corte Constitucional en 2015.
El anuncio de su decisión generó una ola de apoyo en las redes sociales y en las calles. Este viernes, decenas de personas se congregaron en la Clínica San Ignacio, donde Javier pasó sus últimas horas antes de ser trasladado al lugar donde se llevaría a cabo el procedimiento.
Acosta, hincha apasionado de Millonarios, deja un legado de coraje, resiliencia y dignidad. A pesar de las adversidades, Javier se mantuvo firme en su deseo de decidir sobre su propio destino, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por el derecho a una muerte digna.
Este viernes, su partida fue acompañada por un aplauso sentido, un homenaje a su valentía y una muestra de respeto por una vida que, aunque marcada por el dolor, fue vivida con dignidad y fortaleza hasta el final.