Veracruz, Puerto
La noche del 20 de diciembre, alrededor de las 7 de la tarde, se vivió un momento de terror en el parque Aluminio, ubicado en el Infonavit Buenavista, durante una posada para niños menores de edad. El evento, que comenzó a las 5:30 p.m. y estaba programado para concluir a las 9:00 p.m., se llevaba a cabo en las canchas municipales, con los permisos correspondientes para su uso.
Según testigos, un vecino, molesto por el ruido, salió de su casa y amenazó con un palo a los niños que se encontraban en las instalaciones. Tras ser ignorado, el hombre, acompañado de su perro de raza husky, persiguió a tres adolescentes de aproximadamente 16 años, e incluso llegó a lanzar el palo contra ellos.
No contento con la situación, el hombre regresó a su casa, dejó al perro y salió nuevamente, esta vez armado. Dirigiéndose directamente a la cancha donde jugaban los niños, se acercó a uno de los adolescentes, identificado por su camiseta verde, le colocó una pistola en la cabeza y le cortó el cartucho, generando pánico entre los presentes. Ante esta amenaza, varios padres de familia comenzaron a correr hacia el lugar para resguardar a sus hijos.
Afortunadamente, la situación no pasó a mayores, pero la preocupación creció. Los padres de los menores llamaron inmediatamente a la policía, quienes arribaron al lugar con varias unidades, tomaron datos y se dirigieron a la vivienda del agresor. Sin embargo, el hombre no dio la cara y se negó a salir de su casa, lo que dificultó la intervención policial.
Los vecinos aseguran que el agresor, un hombre de la tercera edad retirado de la Marina, ha mostrado comportamientos violentos en el pasado, incluido el asesinato de tres perros fuera de su domicilio y disparos al aire cada 31 de diciembre. Además, se comenta que una vez disparó a su propio hijo. Ante estos antecedentes, los habitantes del lugar temen por la seguridad de sus hijos, quienes entrenan baloncesto en la misma cancha durante la semana.
Los padres afectados han solicitado apoyo para que este caso se viralice, ya que consideran que el proceso burocrático para tomar medidas legales es demasiado lento y temen por la seguridad de los niños que frecuentan el lugar.